Historia de la técnica

El esplendor de Manises

La técnica que cautivó a las cortes europeas

A comienzos del siglo XIV, Pere Boïl, IV señor de Manises, impulsó que los talleres de su señorío trabajaran con esta novedosa técnica, probablemente con la ayuda de maestros ceramistas llegados desde el reino nazarí de Granada.

La mayoría de los primeros artífices eran mudéjares, lo que dio lugar a una fusión única entre motivos islámicos y cristianos.

De esta síntesis surgió una cerámica de enorme originalidad y belleza. Sus reflejos dorados y cobrizos fascinaron a las cortes y palacios europeos, donde se encargaban vajillas y piezas decoradas incluso con escudos heráldicos. El puerto de Valencia fue clave en esta expansión, y durante el siglo XV Manises se consolidó como el principal centro productor de loza dorada en Europa.

La fama de estas piezas fue tal que se convirtieron en objeto de prestigio en mesas reales y colecciones nobiliarias. Su singularidad no residía solo en la técnica, sino también en la capacidad de unir tradiciones culturales distintas en un mismo lenguaje artístico.

Renacimiento y tradición viva

Del declive al renacimiento de un arte eterno

Con el paso de los siglos, la técnica del reflejo metálico perdió protagonismo. La llegada de la loza renacentista y la expulsión de los moriscos en 1609 marcaron un tiempo de declive. Aun así, los talleres de Manises consiguieron mantener la producción hasta el siglo XVIII, cuando la técnica estuvo a punto de desaparecer.

En el siglo XIX, el movimiento historicista impulsó su renacimiento, devolviendo a Manises la grandeza de su cerámica hispano-árabe. Gracias a esa recuperación, el reflejo metálico ha llegado hasta nuestros días.

Hoy, en el taller de Arturo Mora, esta tradición se mantiene viva: cada pieza se realiza en el torno de alfarero, se pinta a mano alzada con óxidos metálicos y se somete a la delicada tercera cocción en reducción, que otorga a la superficie sus reflejos dorados y cobrizos. Así, un arte que fascinó a las cortes medievales sigue brillando en pleno siglo XXI. 

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